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Se nos quiere presentar a la realidad como apoyada en un subterráneo, a veces complejo y enmarañado, y otras decididamente binario, aunque siempre milimétricamente preciso, sistema de premios y castigos subyacente, el que por otro lado, tiene la facultad de tomar y evaluar moralmente las porciones de realidad dirigibles por seres humanos. En buen romance, este improbable sistema subyacente tiene la capacidad de decir si algo que hicimos es malo o no, e incluso de distinguir grados de yerro o dolo, aunque la habilitación de un castigo desproporcionado no se descarte, y es en ese punto donde el sistema moral apela a la irracionalidad de la realidad.
Este sistema se llamó naturaleza, se llamó dios, se volvió a llamar naturaleza, se volvió de nuevo a llamar dios, se llamó dios-naturaleza, y hoy se llama economía, y se llama ecología, y se llama democracia, y se llama dios, y se llama naturaleza, y se llama turismo, y de muchas otras maneras.
Para decirlo con un ejemplo crudo: se nos presenta al sida como un castigo, cuando no divino, natural, para la sodomía o la simple promiscuidad. Es este un hecho fácilmente rebatible ante la mera constatación de que el ejercicio de la más promiscua de las sodomías imaginables sería “valida” en el sentido de carecer de castigo (elusión del sistema representado en el principio de este trabajo) por la circunstancia (en muchos círculos conservadores) desaprobada del uso de preservativos, contra una moderadísima “caña al aire ejercida sin los debidos recaudos preservorios antedichos.
De este modo no debe extrañarnos que una circunstancia tan beneficiosa para los países llamados subdesarrollados, tal como el desarrollo industrial, pueda ser calificada desde tantos puntos de vista como disvaliosa. Puntualmente, puede ser desacreditada tanto como antiecológica como por antieconómica si se la analiza desde el punto de vista de la presuntamente pactada “división internacional del trabajo”, e incluso se la puede considerar lesiva indirectamente de la división del trabajo a secas. Se la puede pretender antiturística sin mayor hesitación, en consideración de las grotescas edificaciones que normalmente requiere.
Por creer en la existencia de ese sistema, inconscientemente hemos sido preparados para ver a la realidad desde algunas perspectivas, de entre muchas otras perspectivas posibles. Propuesta una circunstancias, las mentes mas avispadas (aguijoneados sus cerebros como lo estarán) lo analizarán desde una disyuntiva sobre la que fueron puestos previamente en autos, y sobre la que se les proporcionó las alternativas posibles de solución por los carriles oficiales, los que como podremos imaginar, no son enteramente de confiar. Sin dudas una opción desfavorable a la posición del comunicador ni siquiera será expuesta, y en el mejor de los casos será tachada de delictiva; esto es lo que pasó por ejemplo, con el anarquismo. Y esto sería aceptable solamente en el caso de que el comunicador tuviera una legitimación popular, una legitimación, para usar un término sociológico, o al menos, una génesis popular que en alguna medida procure, siquiera simuladamente asegurar esa legitimación popular en su génesis, tal como la designación de jueces en nuestro sistema, los que están mediatamente legitimados por la elección popular de los representantes electores de los jueces en ternas, o con su derecho de veto, entre otros sistemas constitucionales (o no).
Las más de las instituciones formadoras de la moral, del sistema, no tienen ese génesis legitimante: piénsese en la religión, piénsese en los medios de comunicación, piénsese en ciertos políticos cuya opinión se expone automáticamente ante cada “polémica” sin que hayan sido jamás electos.
Y en esto es en lo que se decide todo el conflicto: lo que se discute, esta propuesto y dispuesto a gusto del que tendría que ser discutido, al gusto de lo que tendría que ser discutido puesto que todo interés relevante es en definitiva económico.
El que se entromete en esferas de libertades ajenas por cualquier propósito necesariamente busca un beneficio, y ocasionalmente, lo obtiene. A ese beneficio potencial el entrometido lo cotejará necesariamente en proporción con el castigo y las chances de obtenerlo con lo que tenemos dos medidas del disvalor: la previsión que hace el violador de la ley de obtener el castigo, y la medida del castigo que eventualmente obtendrá. Si de entrada su conducta no será sancionada, por no haber manera, no considerará la gravedad del castigo. Sin duda el que asume este riesgo tiene una motivación suficiente, ya sea en su garantía de impunidad, o de verdad no tuvo alternativas atendibles.
En consecuencia, los individuos que por su, llamémosle provisionalmente “nicho ecológico” tienden menos a ser controlados la ley serán los que salgan beneficiados en el balance general del debe y el haber económico, y serán los beneficiados del sistema antipopular o ilegitimo.
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Como conseguir chicas.
Desmenuzaremos el tema dividiéndolo en categorías abstractas, la primera de las cuales es la predisposición del sujeto. La persona que pretende conquistar, a la que llamaremos sujeto de ahora en adelante resistiéndonos a tentaciones coloniales, debe tener muy en cuenta ciertas condiciones que aumentarán su magnetismo con el solo hecho de ejercitarlas cotidianamente.
La predisposición esta compuesta, principalmente, por algo que impropiamente se ha denominado como el “nivel de superficialidad” (tan en desacuerdo como se puede estar con esa denominación intrínsecamente confusa y contradictoria, continuaremos utilizándola al menos durante este trabajo porque lo contrario podría interpretarse como una afrenta a la opinión dominante).
La inclusión de este elemento como el determinante o principal es obligatoria hecha la simple constatación de que, inmersas las mujeres en el mundo como todos, no pueden escapar de la banalidad cotidiana, y los esfuerzos tendientes a conquistarlas, no deberían dirigirse en otro sentido si se quiere tener éxito.
Un aspecto quizá demasiado soslayado al menos en la gente mayor es el de la apariencia personal [1], y este es el determinante del “nivel de superficialidad”.
Lamento ser el portador de la mala noticia: unido a al porte o redonda detentación de algún cierto estatus social, constituye el 60% de la batalla.
Y con apariencia me refiero a estar bien vestido y con un buen (o modernamente) peinado, ni siquiera al estado físico [2]. Variar constantemente la última ropa de marca puede significarnos una gran inversión de esfuerzo y (todo sea dicho) dinero, pero nos redundará infinitamente mas que ser una buena persona.
Esto se debe a que en nuestra sociedad, para que tiente la idea de estar con otra persona, esta nos debe convencer de que es un buen producto, un producto del cual los demás dirán, “yo quisiera tenerlo”, como un auto, o un perfume. Obviamente estas pretensiones varían de acuerdo al pretendiente.
Y para ello deberá asociarse con otros productos, a los que pueda aspirar con los recursos con que cuenta, y estos deberán ser los mas exitosos posibles, traducido ese éxito principalmente a través de propagandas, estas protagonizadas por personas muy lindas consumiendo estos productos, y aquí se cierra el razonamiento circular sin necesidad de redundar en explicaciones.
Esto, sin descartar que al nivel de superficialidad pueda convenir disminuirlo de acuerdo a estrategias puntuales, o que este pueda aumentar por determinadas actitudes o la pronunciación supersticiosa de ciertas palabras y el uso de cierto vocabulario en general [3]
Hasta aquí, el pre-análisis del elemento conocido como “nivel de superficialidad” dentro del elemento “predisposición”, a medida que avancemos en la consideración del problema total veremos sus interferencias con los demás elementos y los casos prácticos mas abarcativos.
[1] Me veo en la obligación de echar luz sobre este punto: cuando digo “Un aspecto quizá demasiado soslayado al menos en la gente mayor…” quiero, menos que criticar a los mayores por su (nuestra) dejadez, llamar la atención acerca de el hecho de que los menores de 20 años son tanto, o aún algunos mas, delicados y dedicados al su aspecto personal que las mujeres mismas (salvedad hecha de la generalización que estas afirmaciones implican). Vamos, todos los hemos visto peinarse afanosamente en los baños de los boliches, en las ciudades deambulan como si las peatonales fueran pasarelas. Creímos que con la revolución femenina sacábamos a las mujeres de la frivolidad a la que estaban condenadas, pues no. Hecha esa pretendida concesión (el feminismo), la conveniencia que significa el consumismo para los intereses económicos los determinó a ahogarnos a todos en la superficialidad, y cada vez hay menos diferencias entre hombres y mujeres, pero la puta, ¡Para mal! [1]
[2] Esto, claro está, sin caer en la dejadez absoluta de convertirse en un gordo o flaco extremo, y sin considerar casos en los que la mera contextura física no deja otra salida que la de la apariencia física.
Se ha polemizado respecto de si el estado físico es un factor importante. Si se lo considera como otro producto que consume la persona, puede ser encuadrado en esta categoría, pero bien podría chocar esto con la imagen general que quiere causar la persona en cuestión, convirtiéndose su ausencia (la del estado físico envidiable), ahora, en un factor determinante. Piénsese en un pseudo intelectual exitoso, bien podría (con los condimentos del caso) sacar provecho de la carencia de esa virtud destacando lo abocado que está a sus meditaciones o estudios y el desprecio que le produce la primitiva manifestación del ejercicio. Si bien son casos extremos, son justamente estos los que delimitan las categorías, por lo que no está de mas analizarlos.
[3] Y aun esto suele venir determinado por novelas, películas o series, nacionales o importados todos, o ser subproductos útiles de las propagandas.
Fuente: http://www.iglesiaenmarcha.net/2004/09/nuestro-simbolo.html#comment-999
La Cobra
Concuerdo con la opinión de KnightLord.
Además, agrego que la ciencia “moderna” esta muy alejada de la ciencia “antigua”. La primera busca por todos los medios derribar la creencia en la existencia de Dios de las conciencias de la humanidad, especialmente la de los jovenes. Y la ciencia antigua buscaba la comprención de los fenomenos fisicos, y con ello no busco hacer alusión sólo a la física, si no a todo lo material, y dejaba en manos de la teología (ciencia olvidada por los modernistas) la comprención de la naturaleza divina. Esta por demás decir que la teología siempre se ha apoyado en la filosofía y las demás ciencias en la busqueda de la verdad.
Yo no soy un gran científico y conocedor, sólo soy un estudiante de preparatoria, pero lo que me ha tocado ver y vivir en el acontecer de la vida juvenil actual, me deja con la triste conclusión de que los apoyadores de las TEORÍAS del evolucionismo y el Big-Bang no se dan cuenta (o no quieren darse cuenta) del terrible daño que le están haciendo a la juventud de hoy enseñando tales DOGMAS “CIENTÍFICOS” a los jovenes, auspiciados por las cúpulas de poder mundiales, ya que tales cuentos sólo están logrando que la humanidad se encamine a una vida materialista, existencialista, edonista y al final de cuentas, vacía de Fé y de propósito. ¿O que acaso no se dan cuenta que el hombre busca un más alla por naturaleza?
Ese vacío de Dios que se crea en las conciencias de la suciedad (sic) moderna hacen que dicha sociedad (sic) busque respuestas en astrólogos, adivinos, y de más gente sin escrúpulos que se aprovecha de ello para sacar partida.
Y diganme una cosa… ¿Que tiene de malo creer en Dios y ser Cristiano aún si con ello se viviera en un error?… ¿Que acaso la Fé Cristiana no fomenta los valores más nobles que habitan en el ser humano?… ¿Que acaso no hemos visto como los que ya no creen en Dios son los que más facilmente cometen cualquier clase de delitos y crimenes?… Por que el que no teme a Dios… ¿A que o quién le teme?… Y no es temer un castigo de Dios por la mala conducta, si no a ser privado de su Gloría y de su Reino, por preferir más a los placeres mundanos que poco duran, poco se gozan y muchas veces terminan siendo todo lo contrario a lo que es un placer…
En fin, es todo por mi parte, caí por casualidad en este foro y se me hizo atractivo el dejar un comentario. Quisas no vuelva por aquí otra vez, quisas nadie lea lo que escribí el día de hoy, pero de algo si estoy seguro… Todos sin escepción llegaremos a la verdad, algunos por Fé y otros… Por metodo científico…
Sale!!
Atte.: Santiago Fénix “La verdad se revelará segura, cuando estés oculto en una tumba…”
dice:
La vida debería ser una puta orgía, pero esta lejísimos de ser lo que debería ser.
Ente medio de lo que debería ser y lo que es se esconden los botones, los que no quieren que sea, los que únicamente quieren ser ellos por miedo a que no sean ellos.
Y, peor que todos esos, los defienden los que pretenden llegar a ser a los que defienden sin tener la certeza de que algún día serán los defendidos.
Cuando uno descubre algo que lo dejaría ser, lo encarcelan, lo reglamentan, lo publicitan, lo enmascaran y desenmascaran.
Y así la orgía, si la dejan ser, es hecha un producto del mercado que a nadie le importa consumir a menos que uno sea un consumidor del mercado, un robot come-mierda prefabricada al que lo único que le importa es que los demás sepan que come mierda bien cara, mas cara de la que los demás pueden comer.
Pero ¿Qué nos cuesta darnos cuenta de esto?
Pero, en serio, ¿Tanto nos cuesta darnos cuenta de que NOS VAMOS A MORIR TODOS COMO UNA SARTA DE CARNE PODRIDA COMIDA POR LOS GUSANOS Y VAMOS A HABER PERDIDO EL TIEMPO EN COMPRARNOS PUTOS CELULARES Y PUTA ROPA Y PUTOS AUTOS Y PUTAS MUJERES Y PUTOS HOMBRES Y PUTOS PUTOS Y EXIBIRLOS EN PUTOS LUGARES SIN QUE NADA TENGA EL MAS MINIMO SENTIDO?
¿Por que mierda no me chupan todos bien la poronga?
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